Nací un día de lluvia cuando mis padres acabaron de devorarse el sol juntos. A la orilla de un enorme río, lleno de troncos caídos como se les llama a los yacarés. Ese día mi madre cantó tan fuerte que temblaron las estrellas, y mi padre quedó mudo de espanto al ver mi piel cubiertita de placenta y jugos. Yo también lancé un aullido, un lloro casi. Estoy viva. Nada más sé eso. Vivo con el culo al aire.
martes, 2 de abril de 2013
Demanda a Chile ante La Haya: total poyo en Bolivia
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